Uno siempre sabe que esas cosas pueden pasar. No importa cuánto a uno/a le guste un/a director/a, cuando entramos al cine con la entrada ya cortada y con el programa en la mano, ya sabemos que algo por el estilo puede ocurrir. No importa si en la película está una de las actrices fetiches del director, o si el elenco está compuesto por grandes actores y actrices. “Puede fallar” decía TuSam (siempre me pregunté qué significa TuSam).
Como espectadores hay veces que la película no nos gusta y punto. Es así. No sabemos porqué, o sí, pero no nos gusta. Y ahí comienzan las discusiones eternas con quien compartimos la salida, y ni el café, ni un tostado, ni un suculento asado con achuras nos pueden conciliar con la más simple verdad: a vos te gustó y a mí no.
Existen otras ocasiones donde todo el público que asistió a la sala del cine sale disgustado. No es raro. Hay películas que desde la trama, o desde su pobre impronta artística se lo merecen. Pero hay determinados momentos donde nada de eso interviene en el disgusto del público. Hay algo por afuera. Algo que molesta, que irrita, y que no tiene que ver con lo antes mencionado. Viví una de esas ocasiones y voy a hacer referencia hoy.
¿La película?
Gracias por el Chocolate (Merci pour le chocolat), del año 2000. Es la película número 52 de Claude Chabrol, e Isabelle Hupert encarna a Mika, una empresaria chocolatera casada con un pianista de éxito. Acá se estrenó por julio del 2001.
Como algunos cronistas de guerra que tienen la oportunidad de estar en el lugar justo en el momento justo para disparar el obturador de una cámara fotográfica para inmortalizar el momento, yo tuve el mismo privilegio. Debo decir que no estaba en una barricada con casco, muy lejos estaba de eso. Era un sábado a la noche en un semi-completo cine Premiere en Av. Corrientes. En esa ocasión antes de que las luces se apagaran había bebido bastante agua. Al acercarse el final de la película donde Mika despliega toda su astucia manipuladora, ya sabía que antes que llegaran los títulos iba a tener que salir casi corriendo al toilette. Y así fue. En el preciso momento en que la película se fundió a negro luego de una toma que iba desde un primer plano de Mika hacia el cielo en espiral, salí corriendo. Mientras corría pensaba que en el final había algo que no me había terminado de cerrar, pero mis necesidades estaban primero que mi intelecto, por lo que pospuse el análisis hasta después. Lo que iba a ver me iba a impactar.
Debo decir que, al salir del toilette, sólo encontré una marea de personas masticando bronca y más bronca. Entre ellos las personas con las que había asistido.
Fue ahí. En ese momento. Ni antes, ni después que me di cuenta que el chocolate que nos habían dado en realidad era bastante amargo. Chabrol nos había hecho encabronar bastante, y me lo imaginaba sentado en sillón de pana roja, riéndose a carcajadas de la reacción de los pobres porteños que habíamos asistido a tamaña provocación.
Eso es cine de autor. Las películas no siempre terminan como uno quiere, y hay veces que eso no nos gusta, y nos hace RECALENTAR.
Creo que es una película que merece ser vista, seguro que en el DVD o el VHS será distinto. ¿vos qué crees?Ah… Acá encontré el significado de TuSam, significa…
Bernardo Rotelli


Francia – Suiza (2000)
Dirigida por Claude Chabrol, con Isabelle Huppert, Jacques Dutronc, Anna Mouglalis, Rodolphe Pauly, Michel Robin, Brigitte Catillon.